Washington, D.C. – En un panorama político donde la postura hacia la marihuana sigue siendo un tema divisivo, la vicepresidenta Kamala Harris ha emergido como una figura central en la defensa de su legalización. En contraste con las posiciones del expresidente Donald Trump y el actual presidente Joe Biden, Harris aboga firmemente por despenalizar y regular el cannabis a nivel nacional.
La evolución de Harris en este tema ha sido notable. Durante su mandato como fiscal general de California, se opuso enérgicamente a la legalización y persiguió delitos relacionados con el consumo de marihuana. En 2012, rechazó una iniciativa de legalización y, en 2014, se rió cuando se le preguntó sobre el tema. Sin embargo, en 2016, adoptó una postura neutral ante la propuesta de uso recreativo en California, que finalmente se aprobó.
Fue en 2018 cuando Harris cambió su posición de manera decisiva, apoyando la despenalización del cannabis y criticando la política del entonces fiscal general Jeff Sessions, quien intentaba prohibir las actividades de proveedores autorizados. Ese mismo año, Harris copatrocinó la Ley de Justicia de la Marihuana, presentada por el senador Cory Booker, y promovió la Ley de Reinversión y Eliminación de Antecedentes Penales por Oportunidades de Marihuana.
Durante la campaña demócrata de 2020, Harris prometió eliminar la criminalización del cannabis y abogar por su legalización. No obstante, como vicepresidenta bajo la administración de Joe Biden, su agenda en materia de cannabis se moderó. Aunque Biden también apoya la despenalización, ha dejado el debate sobre la marihuana a los investigadores y prometió indultar a los penalizados por su consumo, sin que dicha legislación se materializara.
Con su posible candidatura presidencial, surgen interrogantes sobre cómo avanzarán sus planes respecto al cannabis. Morgan Fox, director político de la Organización Nacional para la Reforma de las Leyes de la Marihuana, elogió a Harris como una defensora firme y líder en la reforma de la justicia penal en relación con el cannabis.
En contraste, Donald Trump ha mantenido una posición ambivalente. Aunque en 1990 veía la legalización como inevitable, en su presidencia adoptó una postura más dura, aunque criticó las sentencias por delitos de drogas como injustas, afectando desproporcionadamente a afroamericanos.
Kamala Harris, al admitir su consumo de marihuana y describirlo como «divertido», ofrece una perspectiva renovada desde la Casa Blanca sobre este tema. Frente a las figuras de Trump y Biden, Harris tiene la oportunidad de tomar una postura decisiva y continuar liderando la lucha por la legalización del cannabis en Estados Unidos.