La lápida que cubrirá la tumba del Papa Francisco será elaborada con mármol blanco proveniente de Liguria, en el norte de Italia, región de la que descienden los antepasados maternos del pontífice argentino, según confirmó este jueves el cardenal Rolandas Makrickas ante medios internacionales.
El sepulcro estará ubicado en la Basílica de Santa María La Mayor, en Roma, justo entre la Capilla Paolina —que resguarda el icono mariano Salus Populi Romani— y la tumba de la familia Sforza. El Papa, fallecido el lunes pasado a los 88 años, había expresado su deseo de reposar en ese lugar, en lugar de la tradicional cripta vaticana donde descansan la mayoría de sus predecesores.
“Él quiso que la piedra del sepulcro fuera de su tierra, de la de sus antepasados, piedra ligur”, declaró Makrickas, subrayando el vínculo personal del pontífice con la región. El mármol fue extraído específicamente del pequeño municipio de Cogorno, en la provincia de Génova, donde nació en 1850 su bisabuelo Vincenzo Girolamo Sivori.
La tumba será sencilla y austera, siguiendo el estilo del Papa: una lápida blanca con la inscripción FRANCISCUS y una reproducción ampliada en plata de su cruz pectoral, símbolo distintivo de su papado y de su estilo pastoral cercano al pueblo.
El féretro será depositado este viernes en el lugar, cumpliendo la última voluntad de Jorge Mario Bergoglio, el primer Papa latinoamericano de la historia, quien mantuvo siempre una profunda devoción por la Virgen María representada en el Salus Populi Romani, a la que acudía en oración antes y después de cada viaje apostólico.