En lo que calificó como una decisión “histórica”, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó por primera vez el uso del Lenacapavir, un innovador antirretroviral de acción prolongada para la prevención del VIH. El anuncio fue realizado durante la inauguración de la XIII Conferencia de la Sociedad Internacional del Sida (IAS), que se lleva a cabo en Kigali, Ruanda.
El Lenacapavir, que se administra por vía subcutánea cada seis meses, ha demostrado una alta eficacia en la prevención de infecciones en personas en riesgo. “Aunque aún no tenemos una vacuna, el Lenacapavir es lo más cercano”, afirmó el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, al presentar las nuevas directrices del organismo. La recomendación llega poco después de la aprobación del medicamento por parte de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA).
“El Lenacapavir representa un avance crucial, pero solo será útil si logramos que llegue a quienes más lo necesitan”, subrayó Tedros, al tiempo que llamó a gobiernos y organizaciones a garantizar un acceso equitativo, especialmente en regiones con sistemas de salud frágiles o con altos niveles de vulnerabilidad.
Durante la apertura de la conferencia —que reúne a más de 4 mil especialistas hasta el 17 de julio—, la presidenta de la IAS, Beatriz Grinsztejn, expresó su preocupación ante la reducción de recursos para programas contra el VIH, como el cierre reciente de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid). “Nuestro movimiento contra el VIH está siendo puesto a prueba una vez más”, advirtió.
La advertencia llega tras un informe alarmante de ONUSIDA, el pasado 10 de julio, que advierte que, de mantenerse los recortes financieros, podrían producirse seis millones de nuevas infecciones y cuatro millones de muertes adicionales por sida para el año 2030.
El Lenacapavir, considerado por la revista Science como el principal avance científico de 2024, no es una vacuna, pero marca un hito en la lucha de más de cuatro décadas contra el VIH, una epidemia que ha cobrado la vida de más de 40 millones de personas en todo el mundo.
La OMS y los organizadores de la conferencia coincidieron en que el éxito de esta herramienta dependerá de su rápida incorporación en los sistemas de salud pública y del compromiso político y financiero internacional para frenar una de las pandemias más devastadoras del último siglo.