Desde el balcón central de la Basílica de San Pedro, el papa León XIV lanzó este domingo un enérgico llamado a la comunidad internacional: «Nunca más la guerra», pidió, exigiendo un alto al fuego inmediato en la Franja de Gaza y un esfuerzo conjunto para lograr una paz duradera en Ucrania.
“Llevo en mi corazón el sufrimiento del amado pueblo ucraniano. Que se liberen a todos los prisioneros y que los niños puedan regresar a sus familias”, expresó con firmeza el pontífice, quien fue elegido el pasado jueves durante el segundo día del cónclave. Asimismo, se refirió a la situación en Gaza: “Me causa mucho dolor lo que está sucediendo. Que cese inmediatamente el fuego, que se proporcione ayuda humanitaria a la extenuada población civil y que se libere a todos los rehenes”.
En contraste, León XIV celebró con satisfacción el anuncio de cese al fuego entre India y Pakistán, al que calificó como una “buena noticia en medio del sufrimiento”.
El papa estadounidense, que hasta su elección era el cardenal Robert Francis Prevost, también aprovechó su primera alocución dominical para hablar sobre el estado actual de la Iglesia y la necesidad urgente de nuevas vocaciones religiosas, en especial para el sacerdocio y la vida consagrada. “¡La Iglesia los necesita!”, dijo ante miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, según estimaciones de la Policía de Roma.
En su mensaje con motivo de la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, el papa pidió a las comunidades católicas que acojan, escuchen y orienten a los jóvenes. “No tengan miedo, acepten la invitación de la Iglesia”, exhortó, recordando las palabras del papa Francisco, a quien definió como un pastor “según el corazón de Dios”.
Antes del rezo del Regina Coeli, que sustituye al Ángelus en el tiempo pascual, León XIV ofició una misa junto a la tumba de San Pedro, en las Grutas Vaticanas. Después, visitó las tumbas de sus predecesores y rezó ante ellas. Su jornada espiritual incluyó en días previos una misa en la Capilla Sixtina y una visita a un santuario agustino en las afueras de Roma.
El nuevo pontífice, que asumió el liderazgo de la Iglesia tras el fallecimiento del papa Francisco el pasado 21 de abril, ha dejado claro que su agenda pastoral estará marcada por el clamor por la paz, la solidaridad con los pueblos en guerra y el llamado a revitalizar la vida religiosa en el mundo católico.