Redacción
Estados Unidos.- Un estudio reciente publicado por ‘The Lancet‘ revela que más de mil millones de personas en todo el mundo viven con obesidad, lo que representa aproximadamente una de cada ocho personas. Este estudio, realizado por la red de científicos NCD Risk Factor collaboration (NCD-RisC) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS), analizó el peso y la estatura de más de 220 millones de personas en más de 190 países.
Los datos revelan una tendencia alarmante: la obesidad entre los adultos se ha más que duplicado desde 1990, mientras que entre los niños y adolescentes de 5 a 19 años, se ha cuadruplicado. Además, la disminución de la prevalencia de personas con peso por debajo de lo normal desde 1990 ha llevado a que la obesidad sea ahora la forma de malnutrición más común en la mayoría de los países.
A pesar de estos alarmantes hallazgos, también se observan algunas mejoras. La proporción de niños con peso inferior al normal ha disminuido, aunque sigue siendo un problema en muchas regiones del mundo, especialmente en el sudeste asiático y el África subsahariana.
El estudio destaca que, aunque la obesidad es una preocupación creciente, la desnutrición sigue siendo un problema de salud pública en muchas partes del mundo. Las tasas más altas de insuficiencia ponderal y obesidad se encuentran en las naciones insulares del Pacífico y el Caribe, así como en Oriente Medio y el Norte de África.
El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, enfatizó la importancia de prevenir y tratar la obesidad desde los primeros años de vida hasta la edad adulta, a través de la dieta, la actividad física y la atención adecuada. También instó a la cooperación del sector privado para abordar las repercusiones sanitarias de sus productos.
El profesor Majid Ezzati, del Imperial College de Londres, uno de los autores principales del estudio, expresó su preocupación por el aumento de la obesidad entre los niños y adolescentes, así como por la persistencia de la desnutrición en algunas regiones.
La lucha contra la obesidad requiere intervenciones coordinadas a nivel mundial. La OMS destaca la importancia de políticas que promuevan prácticas saludables desde la infancia, regulen la comercialización nociva de alimentos y bebidas dirigidas a los niños, y promuevan dietas saludables y actividad física en las escuelas.
Para abordar tanto la obesidad como la desnutrición, se necesita una acción multisectorial que incluya medidas en agricultura, protección social y salud, así como una mayor integración de la prevención y el tratamiento de la obesidad en los sistemas de salud.