Los medicamentos desarrollados para tratar la diabetes tipo 2 y favorecer la pérdida de peso podrían tener un efecto inesperado: reducir el deseo de consumir alcohol. Así lo sugiere una investigación del Fralin Biomedical Research Institute de la Universidad Virginia Tech, publicada en septiembre de 2025 en la revista Scientific Reports del grupo Nature.
El estudio, liderado por Fatima Quddos, Alexandra G. DiFeliceantonio y el fallecido Warren K. Bickel, analizó los efectos de los agonistas del receptor de GLP-1 (GLP-1RA) —como la semaglutida, liraglutida y tirzepatida— sobre la forma en que el cuerpo procesa el alcohol y cómo influye esto en el comportamiento de consumo.
Para el experimento, los investigadores reclutaron a 20 personas con obesidad, divididas en dos grupos: uno bajo tratamiento con fármacos GLP-1 y otro sin tratamiento. Ambos grupos consumieron una cantidad de alcohol suficiente para alcanzar una concentración estimada de 0.08 gramos por decilitro en sangre, nivel considerado legalmente de embriaguez en varios países.
Los resultados fueron sorprendentes: los participantes tratados con GLP-1 mostraron un incremento más lento en la concentración de alcohol en el aliento y afirmaron sentirse menos ebrios durante los primeros 20 minutos posteriores a la ingesta.
Los científicos explican que esto podría deberse a que los medicamentos ralentizan el vaciado del estómago, lo que retrasa la absorción del alcohol en el intestino. Además, los participantes tratados manifestaron un menor deseo de seguir bebiendo, lo que refuerza la idea de que el GLP-1 no solo regula el apetito por los alimentos, sino también el interés por sustancias como el alcohol.
Investigaciones previas ya habían observado que pacientes tratados con semaglutida o exenatida tendían a reducir su consumo de alcohol y los episodios de “binge drinking”, o consumo excesivo en poco tiempo.
Este nuevo trabajo aporta evidencia fisiológica que ayuda a explicar ese comportamiento y abre una prometedora línea de investigación para desarrollar tratamientos complementarios contra el consumo problemático de alcohol.
No obstante, los autores advierten que los resultados son preliminares y que se requerirán estudios clínicos más amplios para confirmar los hallazgos.
“Estos datos sugieren que los agonistas del GLP-1 pueden reducir la ingesta de alcohol mediante mecanismos periféricos”, concluyen los investigadores, quienes ven en estos fármacos una posible herramienta de apoyo para quienes buscan moderar su consumo de bebidas alcohólicas.