Redacción
México.- En la reciente cumbre migratoria celebrada en la localidad de Palenque, México hizo una importante oferta de cooperación a los países del continente para abordar el creciente flujo migratorio hacia Estados Unidos. La Canciller Alicia Bárcena fue la encargada de presentar la «Declaración de Palenque», que incluyó un compromiso regional en torno a dos programas emblemáticos de la llamada Cuarta Transformación (4T): «Jóvenes Construyendo el Futuro» y «Sembrando Vida».
Durante la lectura de la declaración, la diplomática anunció que México pondrá a disposición inmediata de los países presentes su oferta de cooperación y asistencia técnica, centrándose en los programas «Sembrando Vida» y «Jóvenes Construyendo el Futuro».
Además de estos programas, México también ofreció colaboración en áreas como petróleo, gas, electricidad y energías renovables, así como la creación de una plataforma de armonización regulatoria para el establecimiento de una agencia de medicamentos en América Latina y el Caribe.
La Declaración de Palenque fue suscrita por los países de Belice, Colombia, Costa Rica, Cuba, El Salvador, Haití, Honduras, Panamá y Venezuela, con el objetivo de encontrar soluciones integrales para enfrentar el aumento de flujos migratorios irregulares.
En la declaración se resaltó la importancia de abordar el tema migratorio desde una perspectiva de derechos humanos, priorizando el bienestar de las poblaciones involucradas y promoviendo la cooperación entre los países de origen, tránsito, destino y retorno.
Se acordó un plan de acción que se basa en objetivos prioritarios y en la comprensión de las realidades de cada país para abordar las causas estructurales de la migración irregular en la región. Se exhortó a los países a implementar políticas migratorias integrales que respeten el derecho humano a migrar y se comprometieron a promover opciones de regularización permanente para las diásporas.
Entre las prioridades del plan se destacan la autosuficiencia y soberanía alimentaria, la protección del medio ambiente, la promoción del empleo digno, la educación y el desarrollo de capacidades técnicas y tecnológicas. Asimismo, se acordó combatir el crimen organizado trasnacional, el tráfico de personas y la corrupción, fomentar la cooperación en seguridad y promover el comercio intrarregional de bienes y servicios esenciales.
Un punto destacado de la Declaración fue la propuesta de sostener un diálogo integral entre los Gobiernos de Cuba y Estados Unidos en el menor tiempo posible. Además, los países firmantes instaron a que se levanten las «medidas coercitivas unilaterales» impuestas a países de la región, como los bloqueos económicos, ya que consideran que estas medidas son contrarias al derecho internacional y tienen graves repercusiones en los países afectados.