El consumo de bebidas azucaradas en México se encuentra en niveles alarmantes. Según el secretario de Salud, David Kershenobich, el mexicano promedio consume 166 litros al año. En una reciente conferencia en Palacio Nacional, Kershenobich resaltó la gravedad de esta situación, enfatizando que una sola botella de refresco de 600 mililitros contiene 15 cucharaditas de azúcar.
El excesivo consumo de estas bebidas se vincula a enfermedades mortales como la diabetes mellitus y enfermedades cardiovasculares. En México, uno de cada tres casos nuevos de diabetes y uno de cada siete de enfermedades cardiovasculares se deben al consumo de bebidas azucaradas. Estos problemas comienzan desde la infancia, con siete de cada diez niños o adolescentes consumiendo refrescos regularmente, incluso en el desayuno.
El impacto es evidente: cuatro de cada diez menores en México sufren de sobrepeso y obesidad. Sus dietas incluyen más de un 10% de azúcar, superando la recomendación de la OMS. Kershenobich advierte que sin medidas preventivas, será imposible controlar el crecimiento de estas enfermedades.
El año pasado, México registró 192,593 muertes por enfermedades cardiovasculares y 112,641 por diabetes. Muchas de estas personas experimentaron hasta diez años de vida con discapacidad antes de morir, debido a complicaciones relacionadas con el consumo de bebidas azucaradas.
El secretario también alertó sobre las bebidas light o cero, que aumentan el riesgo de infartos y hemorragias cerebrales. Además, estas bebidas alteran la flora intestinal, desarrollando bacterias dañinas que complican aún más la salud.
Para combatir este problema, se lanzó la campaña “Vive feliz, vive saludable”, dirigida a niños y adolescentes, pero el secretario subraya la necesidad de ampliar estos esfuerzos a la población adulta. Reflejar sobre el impacto del consumo diario de refrescos es crucial para un cambio verdadero.