El entusiasmo por el Mundial de Futbol FIFA 2026, que se celebrará del 11 de junio al 19 de julio de 2026, podría tener un efecto colateral en las tres sedes mexicanas: Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey.
De acuerdo con Luis Alberto Salinas Arreortua, investigador del Departamento de Geografía Social del Instituto de Geografía de la UNAM, el evento deportivo más importante del planeta podría acelerar procesos de gentrificación en zonas urbanas cercanas a los estadios.
“El Mundial es un motor de inversión y especulación. Su llegada transforma los barrios, eleva los precios de la vivienda y termina desplazando a los habitantes de menores ingresos”, advirtió el especialista.
Presiones inmobiliarias antes del silbatazo inicial
Salinas Arreortua explicó que la búsqueda de hospedaje y espacios habitacionales cerca de los estadios mundialistas —como el Estadio Azteca, sede de la inauguración— ya está generando saturación y encarecimiento en plataformas digitales.
“Si alguien quisiera reservar alojamiento cercano al Azteca desde ahora, no habría disponibilidad. Pareciera que ya todo está ocupado, pero en realidad muchos operadores liberan los espacios días antes para inflar los precios”, señaló el investigador.
El fenómeno, explicó, no es nuevo: “Eventos internacionales como el Mundial o las grandes exposiciones culturales suelen provocar transformaciones urbanas rápidas, muchas veces con efectos negativos en los barrios más vulnerables.”
Impacto desigual entre ciudades sede
Aunque la gentrificación es un proceso común en zonas con alto flujo de turismo e inversión, su impacto no es igual en todas las urbes mexicanas.
En Monterrey, se asocia con la expansión del mercado inmobiliario y los corredores empresariales; en Guadalajara, con la remodelación de zonas céntricas; y en la Ciudad de México, con una lógica “totalmente neoliberal”, orientada —según el académico— a “facilitar la reproducción del capital privado a costa de la desigualdad”.
“Las políticas públicas y las normativas locales están pensadas para atraer inversión y rentabilidad. Se buscan predios donde cambiar el uso de suelo resulte más lucrativo, lo que incentiva la especulación inmobiliaria y desplaza a la población local”, detalló Salinas Arreortua.
Regulación insuficiente y riesgo social
El especialista recordó que, aunque el Gobierno capitalino presentó en julio pasado un paquete de medidas conocido como ‘bando uno’, con 14 acciones para regular los alquileres temporales y fomentar vivienda social, la regulación sigue siendo insuficiente para contener el auge inmobiliario ligado a grandes eventos.
“No hay claridad en cómo se controlarán los proyectos que exceden los usos de suelo permitidos. Sin reglas firmes, el mercado impone sus condiciones”, sostuvo.
Más allá del turismo y la nacionalidad
El investigador enfatizó que la gentrificación no depende del origen de quienes llegan a los barrios, sino de las dinámicas económicas que favorecen la especulación:
“Esta población puede ser regional, extranjera o provenir de cualquier lugar; no se trata de nacionalidad, sino de un modelo de ciudad que privilegia la rentabilidad sobre el derecho a habitarla.”
Finalmente, Salinas Arreortua subrayó la importancia de la movilización social y la participación ciudadana para visibilizar los impactos urbanos del Mundial.
“Es fundamental que las comunidades afectadas alcen la voz. La gentrificación no es nueva en la Ciudad de México, pero hoy, con el Mundial en puerta, se vuelve un tema urgente de discusión pública”, concluyó.