Redacción
México.- En el marco del Día Internacional de los Derechos Humanos, el gobierno de Estados Unidos emitió una serie de sanciones a funcionarios, ex funcionarios y entidades gubernamentales en nueve países entre las que destaca la que le impuso al ex gobernador priista de Puebla, Mario Marín, al negarle la entrada a él y a su familia a territorio estadounidense.
Mario Marín fue detenido el pasado 3 de febrero y fue vinculado a proceso el 10 de febrero por su supuesta responsabilidad en el delito de tortura contra la periodista Lydia Cacho Ribeiro, autora del libro Los Demonios del Edén.
Así lo detalló el secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, a través de un comunicado:
“Estamos decididos a colocar los derechos humanos en el centro de nuestra política exterior, y reafirmamos este compromiso usando todas las herramientas apropiadas y las autoridades para atraer la atención y promover la rendición de cuentas por violaciones a los derechos humanos, sin importar dónde ocurran”
En total, estas medidas aplicaron para 12 funcionarios y ex funcionarios de Uganda, China, Bielorrusia, Bangladesh, Sri Lanka y México, las cuales también son aplicables a sus familias para viajar a Estados Unidos, bajo una ley que autoriza no entregar visas a personas implicadas en “violaciones flagrantes a los derechos humanos o corrupción significativa”, detalló la nación estadounidense.
El Departamento del Tesoro impuso sanciones financieras y otras restricciones a 15 personas y 10 entidades de China, Myanmar, Rusia, Corea del Norte y Bangladesh, detalló la agencia AP.
Preso por presunta tortura
El también conocido como “gober precioso” está acusado de tortura en contra de la periodista Lydia Cacho, luego de que publicó el libro “Los demonios del Edén”, en el que denuncia una red de pederastia en la que involucró al empresario Kamel Nacif.
En una grabación telefónica se exhibe cómo el empresario libanés le agradece al ex gobernador la detención de la periodista en represalia por involucrarlo con el abuso de menores de edad.
“Acabé de darle un pinche coscorrón a esta vieja cabrona. Le dije que aquí en Puebla se respeta la ley y no hay impunidad, y quien comete un delito se llama delincuente. Y que no se quiera hacer la víctima y no quiera estar aprovechando para hacerse publicidad”, se escucha en la conversación que desató el escándalo a finales del año 2005.