Noruega dio un paso decisivo en la lucha contra la violencia sexual al aprobar este viernes una reforma legal que redefine la violación como cualquier acto sexual sin consentimiento explícito, independientemente de si hubo o no violencia física. La medida fue adoptada por el Parlamento noruego y marca un cambio fundamental en la legislación del país.
Hasta ahora, para que un acto sexual fuera considerado violación en Noruega, los fiscales debían probar el uso de fuerza, amenazas o la incapacidad de la víctima para resistirse. Con la nueva legislación, bastará con que no haya consentimiento claro —ya sea verbal o mediante acciones— para que se configure el delito.
La ministra de Justicia celebró la aprobación como un avance en la protección de los derechos de las víctimas. “El consentimiento debe estar en el centro de toda relación sexual. Esta ley manda un mensaje claro: el silencio no es un sí”, declaró en el Parlamento.
Con esta reforma, Noruega se une a sus vecinos escandinavos que han reformado sus leyes en años recientes. Suecia fue pionera en 2018 al adoptar una legislación basada en el consentimiento, lo que generó un aumento del 75% en las condenas por violación. Dinamarca siguió sus pasos en 2020, y Finlandia e Islandia han implementado marcos legales similares.
Organizaciones feministas y de derechos humanos han celebrado la decisión noruega, argumentando que el modelo basado en el consentimiento refuerza la autonomía sexual y reduce los vacíos legales que protegían a agresores.
Con este cambio, Noruega se suma a una tendencia creciente en Europa que redefine el concepto de violación, haciendo énfasis en el consentimiento mutuo como eje central de las relaciones sexuales.