El mundo se encuentra peligrosamente cerca de cruzar un umbral climático que podría tener consecuencias irreversibles para el planeta. La Organización Meteorológica Mundial (OMM) advirtió este miércoles que existe un 70% de probabilidad de que entre 2025 y 2029 se supere de forma persistente el límite de 1.5 °C de aumento en la temperatura global respecto a los niveles preindustriales.
Este umbral, establecido en el Acuerdo de París de 2015, fue concebido como el punto de no retorno para evitar los peores efectos del cambio climático. Sin embargo, según el nuevo informe elaborado por la OMM en conjunto con la oficina meteorológica británica (Met Office), el calentamiento global podría intensificarse aún más: hay un 86% de probabilidades de que al menos uno de esos cinco años supere por sí solo dicho límite, como ya ocurrió en 2024, el año más cálido registrado hasta ahora.
“No hay respiro después de haber vivido los diez años más calurosos jamás registrados”, alertó Ko Barrett, subsecretaria general de la OMM. “Los datos muestran una clara aceleración del calentamiento global, especialmente impulsado por las emisiones de gases de efecto invernadero y fenómenos como El Niño”.
Según el informe, la media de temperaturas entre 2025 y 2029 podría oscilar entre 1.2 y 1.9 grados por encima del promedio preindustrial (1850-1900), acercándose a otro límite crítico: los 2 °C, que marcarían un escenario de impactos climáticos mucho más severos.
Las consecuencias de este incremento térmico ya se manifiestan con más frecuencia en forma de olas de calor extremas, sequías prolongadas, lluvias torrenciales, inundaciones devastadoras y un derretimiento acelerado de los polos y glaciares, fenómenos que podrían volverse aún más intensos y comunes.
El Ártico, por ejemplo, es una de las regiones más vulnerables: se prevé que su temperatura aumente hasta 2.4 °C por encima del promedio de los últimos 30 años, lo que representa un calentamiento tres veces y media superior al del resto del planeta.
En cuanto a patrones regionales, la OMM anticipa que el norte de Europa, Siberia, Alaska y el Sahel africano experimentarán condiciones más húmedas que el promedio de las últimas décadas, mientras que la Amazonía sufrirá un periodo más seco, agravando aún más la crisis ecológica que vive la selva tropical.
A largo plazo, se estima que la media de temperaturas globales entre 2015 y 2034 será de 1.44 grados centígrados, acercándose peligrosamente a lo que podría convertirse en una nueva normalidad climática, con impactos sociales, ambientales y económicos sin precedentes.
La comunidad científica internacional insiste en que las metas del Acuerdo de París siguen siendo alcanzables, pero requieren recortes drásticos e inmediatos en las emisiones de carbono, además de una transición acelerada hacia fuentes de energía limpias. De lo contrario, el planeta podría entrar en una era de calentamiento permanente con efectos impredecibles.