En las próximas semanas, el Partido Laborista del Reino Unido podría presentar un proyecto de ley que permitiría a los empleados exigir una semana laboral de cuatro días, según reportes de medios locales. La propuesta, promovida por la viceprimera ministra Angela Rayner, tiene como objetivo otorgar a los trabajadores el derecho a reducir sus días laborales sin que ello afecte su salario.
Actualmente, los empleados en el Reino Unido tienen la opción de solicitar un esquema de «horas comprimidas», que les permite trabajar más horas en menos días. Sin embargo, las empresas no están obligadas a aceptar estas solicitudes, lo que limita la flexibilidad para muchos trabajadores. La nueva propuesta busca formalizar esta opción, permitiendo que los empleados trabajen 10 horas diarias durante cuatro días, en lugar de ocho horas durante cinco días, manteniendo el mismo número total de horas trabajadas.
La Ministra de Educación, la baronesa Jacqui Smith, expresó en una entrevista con LBC que el trabajo flexible podría mejorar significativamente la productividad, destacando los posibles beneficios de una semana laboral más corta.
Sin embargo, la propuesta ha sido criticada por el Partido Conservador, que acusa a los laboristas de desviarse de sus promesas de fomentar el crecimiento económico en el Reino Unido. Según los conservadores, la medida podría tener consecuencias negativas para la economía al reducir la cantidad de horas trabajadas semanalmente, aunque se mantenga el número de horas totales.
Este debate refleja una discusión más amplia sobre cómo equilibrar la vida laboral y personal, y cómo mejorar la productividad y el bienestar de los trabajadores en un contexto económico cada vez más desafiante.