El peso mexicano cerró el 2025 con una depreciación acumulada del 22%, convirtiéndose en una de las monedas con peor desempeño a nivel global, solo por detrás del real brasileño y el peso argentino. Este retroceso representa el peor resultado anual para la moneda desde la crisis financiera mundial de 2008.
En la última jornada de negociaciones del año, la moneda cotizaba en 20.7510 unidades por dólar, registrando una pérdida del 0.55% frente al cierre anterior, y acumulando cuatro días consecutivos de caídas. La baja liquidez en los mercados debido al periodo vacacional exacerbó la volatilidad.
El peso inició el año como una de las divisas más sólidas frente al dólar, pero sufrió un rápido deterioro a partir de junio, cuando la contundente victoria del partido oficialista en las elecciones mexicanas provocó incertidumbre en los mercados. Las polémicas reformas impulsadas por el gobierno fueron percibidas como una amenaza para el ambiente de negocios en el país, alejando inversiones.
La situación se agravó en noviembre con la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Las políticas proteccionistas anunciadas por el mandatario generaron temor sobre el futuro del comercio bilateral, un pilar clave para la economía mexicana.
Analistas señalan que el 2025 marcó un punto crítico para el peso mexicano, afectado por una combinación de factores internos y externos. Además, su desempeño resalta los desafíos económicos que enfrenta México en un entorno de creciente incertidumbre global.