Redacción
Tijuana.- Tras sufrir un violento secuestro por parte del crimen organizado, una mujer del municipio de Aguililla, Michoacán, huyó junto a dos de sus hijos a la norteña ciudad de Tijuana y este viernes logró cruzar la frontera de Estados Unidos.
Fue el pasado 2 de junio cuando María, nombre que la mujer dio a Efe para proteger su identidad, fue raptada por presuntos miembros del Cártel Jalisco Nueva Generación.
De acuerdo a su relato, ese día escuchó gritos en su casa por lo que fue corriendo y observó cómo cuatro hombres sacaban por la fuerza a su hijo Víctor, de 20 años de edad.
María pidió que dejaran a su hijo en paz y los hombres respondieron con golpes y la arrastraron hasta una camioneta.
“Un hombre me agarró de mi trenza y como no quería cooperar para caminar, me arrastraron, a él se lo llevaron en un carro y a mí a otro, pero como no quería subirme me pegaron tres patadas, una fallaron y con la otra me quebraron la nariz”, narró.
Recuerda que la llevaron junto a su hijo a un espacio despoblado, en donde a ambos los golpearon con barrotes, a ella en la cabeza y a su hijo en los glúteos, exigiéndoles la ubicación de personas que desconoce.
María fue atada y obligada a ver cómo su hijo era torturado, pues un par de hombres le vaciaban ácido en su rostro y brazos, y entre el dolor y el llanto ella recuerda que él le decía: “mamá, perdóname por todo, ya nos van a matar”.
Según cuenta esta madre, Víctor fue violado en repetidas ocasiones por los criminales, quienes después los separaron, llevándose al joven en un vehículo
A ella la arrojaron a una zanja de la cual pudo salir, pero antes la obligaron a grabar un video en donde afirmaba su liberación gracias “El Mencho”.
“Me lo quitaron y le echaban ácido en los ojos, lo quemaban, le echaban en el cuerpo, él sentía a morirse, él gritaba mamá defiende y cómo lo defendía, ocho horas nos tuvieron así”, explica con lágrimas y voz quebrada.
Otro de sus hijos, Chuy cuenta que su hermana menor alcanzó a esconderse detrás de un árbol de limones y por la noche vieron a su madre regresar llena de sangre y el rostro desfigurado, pero no supieron más de Víctor.
Los tres huyeron a Tijuana de forma inmediata, llegando a esta ciudad fronteriza se encontraron con el pastor Alberto Rivera, quien dirige el albergue Ágape.
María y sus dos hijos ingresaron este viernes a Estados Unidos siendo recibidos por familiares que viven en San Diego, con quienes esperarán la decisión de un juez que resolverá su estancia en el país vecino.