¿Has sentido un vacío acompañado de tristeza, desesperanza y ansiedad por el futuro? Para muchos adolescentes esa sensación se traduce en soledad, y aunque buscan llenar ese espacio en redes sociales como Facebook, Instagram o TikTok, lo que encuentran suele ser una compañía frágil y pasajera.
En el Seminario Radiografía de la Salud Mental en América Latina, el psiquiatra costarricense Mauricio Campos presentó datos preocupantes sobre cómo el celular se convirtió en el epicentro de la socialización adolescente, y con ello, en un arma de doble filo para la salud mental.
Adolescentes que no pueden soltar el celular
Un estudio de UNICEF España, citado por Campos, reveló que seis de cada diez jóvenes duermen con su teléfono móvil y uno de cada cinco se conecta de madrugada. Estos hábitos alteran el descanso y los exponen a riesgos adicionales.
El especialista explicó que la necesidad de conexión digital responde a la lucha contra la soledad:
- 58% usa redes para no sentirse solo.
- 44% busca un espacio donde expresarse tal como es.
- 33% quiere ser aceptado.
- 27% busca ganar popularidad.
Campos subrayó que el cerebro adolescente es especialmente vulnerable, ya que el sistema límbico y la liberación de dopamina se activan con más fuerza frente a estímulos como redes sociales, videojuegos o interacciones digitales.
La otra cara: riesgos graves
La hiperconexión expone a los jóvenes a escenarios peligrosos. Según las cifras compartidas:
- 1 de cada 3 sufre acoso escolar.
- 2 de cada 10 padecen ciberacoso.
- 1 de cada 10 recibe proposiciones sexuales de un adulto en línea.
- 4.7% ha ingresado a la dark web.
- 3.7% ha compartido imágenes íntimas.
El problema, advierte el especialista, es la percepción de invulnerabilidad: muchos adolescentes piensan “a mí no me va a pasar”, sin dimensionar los riesgos reales, debido a la inmadurez de su corteza prefrontal, la región del cerebro encargada de anticipar consecuencias.
El suicidio: un llamado urgente
El suicidio es ya la segunda o tercera causa de muerte entre adolescentes y adultos jóvenes en el mundo. Campos compartió casos de familias que perdieron a sus hijos sin haber notado señales previas.
“Es muy importante pensar qué está pasando dentro del cuarto de los chicos, pero sobre todo entender las raíces de por qué ocurre esta situación”, enfatizó.
El especialista alertó que las respuestas a las preguntas de los adolescentes —“¿Por qué me siento deprimido?”, “¿Cómo dejo de sentirme tan solo?”— no pueden ser sustituidas por chatbots ni inteligencia artificial, sino que requieren espacios de confianza, diálogo familiar y acompañamiento profesional.
Pantallas que no llenan el vacío
Los datos muestran que quienes recibieron su primer smartphone en la niñez reportan peor salud mental en la adolescencia. Otros señalan sentirse solos a diario y ven afectado su bienestar por el uso del móvil en las horas previas al sueño, lo que les roba descanso, concentración y equilibrio emocional.
La reflexión final del seminario fue contundente: la soledad digital es real y sus efectos se sienten en la salud, las emociones y la vida misma de los adolescentes.