La resistencia a los antibióticos ya no es una amenaza del futuro, sino una crisis del presente. La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió en su Informe Mundial sobre la Vigilancia de la Resistencia a los Antibióticos 2025 que una de cada seis infecciones bacterianas confirmadas en laboratorio durante 2023 fue resistente a los tratamientos habituales, lo que pone en riesgo los avances médicos de las últimas décadas.
El informe muestra una realidad alarmante: las bacterias están evolucionando más rápido de lo que la ciencia puede combatirlas, transformando infecciones comunes en enfermedades graves e incluso mortales. La OMS señala que la resistencia a los antimicrobianos (RAM) avanza entre un 5% y un 15% anual, acumulando un incremento superior al 40% en los últimos cinco años.
La consecuencia más grave de esta tendencia es el aumento de casos de sepsis, una reacción inflamatoria generalizada provocada por infecciones resistentes que puede causar fallo multiorgánico y la muerte. Además, los médicos se ven obligados a recurrir a antibióticos de “último recurso”, más costosos y de difícil acceso.
Entre las bacterias más peligrosas destacan las gramnegativas, cuya estructura celular les otorga una mayor capacidad de defensa ante los fármacos. En particular, Escherichia coli (E. coli) y Klebsiella pneumoniae lideran las infecciones sanguíneas y respiratorias graves. Según la OMS, más del 40% de las infecciones por E. coli y el 55% por K. pneumoniae son resistentes a tratamientos de primera elección.
Las regiones más afectadas son Asia Sudoriental y el Mediterráneo Oriental, donde una de cada tres infecciones presenta resistencia. En África, la proporción alcanza una de cada cinco, reflejando la desigualdad en acceso a antibióticos seguros y sistemas de vigilancia sólidos.
El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, subrayó que el futuro de la salud global depende de desarrollar nuevos antibióticos, reforzar la prevención y combatir la automedicación, práctica que acelera la aparición de superbacterias.
“Las bacterias resistentes se propagan silenciosamente y amenazan con devolvernos a una era donde una infección menor podía ser mortal”, advirtió Tedros.
La OMS insta a los países a reforzar la vigilancia epidemiológica, promover el uso responsable de antibióticos y educar a la población sobre los riesgos de automedicarse.
La batalla contra las superbacterias no solo se libra en los laboratorios, sino también en cada decisión individual de salud.