La NASA prohibió llevar pan tradicional al espacio, y en su lugar, las tortillas (especialmente las mexicanas de harina) se convirtieron en la alternativa preferida y oficial en la Estación Espacial Internacional (EEI). Esta decisión no se basó en cuestiones culturales o gastronómicas, sino en razones prácticas y de seguridad.
El pan convencional representa un riesgo en misiones espaciales debido a la microgravedad. Al romperse o morderse, libera migas que flotan dentro de la nave. Estas partículas pueden dañar los equipos electrónicos si entran en sistemas sensibles, ser inhaladas accidentalmente por los astronautas, generando un peligro para la salud, y contaminar áreas estériles o de trabajo.
Por estos inconvenientes, la NASA eliminó el pan del menú espacial. En su lugar, la tortilla de harina mexicana se adoptó por no producir migas, ser flexible y fácil de almacenar. Su uso resulta ideal en el entorno sin gravedad del espacio. Algunas ventajas incluyen: no desmoronarse, tener una larga vida útil si se conserva adecuadamente, servir como base para preparar diferentes tipos de alimentos (como wraps, tacos espaciales o burritos), ocupar poco espacio y ser ligera, lo cual es crucial para los viajes espaciales.
La introducción de tortillas al menú espacial se atribuye al astronauta John Young, quien en 1981 llevó una sin autorización durante la misión del transbordador STS-1. A partir de los años 90, las tortillas fueron aprobadas oficialmente en las misiones, siendo parte habitual del suministro de alimentos en la EEI.
Los tripulantes de la EEI las usan para acompañar alimentos como atún, pollo o carne deshidratada rehidratada, frijoles, queso fundido o crema de cacahuate, y comidas estilo taco con vegetales y proteínas. Incluso han grabado videos mostrando cómo hacen «burritos espaciales», siendo muy populares en redes sociales. El pan quedó fuera del espacio por seguridad, y la tortilla mexicana conquistó la órbita.