El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, reavivó este viernes sus políticas proteccionistas al advertir que impondrá un arancel del 25% a los productos de Apple si la empresa no traslada la fabricación de sus iPhones a territorio estadounidense. La medida, según dijo, también alcanzaría a Samsung y a cualquier otro fabricante de teléfonos inteligentes que opere fuera del país.
«También afectaría a Samsung y a cualquiera que fabrique ese producto; de lo contrario, no sería justo», declaró Trump a periodistas desde el Despacho Oval. De concretarse, los nuevos aranceles entrarían en vigor a finales de junio, en lo que se perfila como una nueva escalada comercial en plena campaña rumbo a las elecciones presidenciales de 2024.
Trump reiteró sus demandas directamente al presidente ejecutivo de Apple, Tim Cook, a través de su red Truth Social: «Hace tiempo informé a Tim Cook que espero que sus iPhones que se vendan en Estados Unidos sean fabricados en Estados Unidos, no en India ni en otros lugares. Si no es el caso, Apple deberá pagar un arancel de al menos 25%».
Durante su reciente visita a Catar, Trump aseguró haber recordado a Cook el apoyo que su gobierno ofreció a Apple cuando la compañía expandió su red de fábricas en China. «No nos interesa que los fabrique en India. India puede valerse por sí misma», agregó, subrayando su intención de que Apple y otras tecnológicas trasladen su producción al país norteamericano.
Apple ha ensamblado históricamente la mayoría de sus iPhones en China, a través de sus proveedores Foxconn y Pegatron. No obstante, desde 2018 —durante el primer mandato de Trump— la empresa californiana comenzó a diversificar su cadena de producción y trasladó parte de su capacidad a India, movimiento que se aceleró en 2023 ante las crecientes tensiones entre Washington y Pekín.
El expresidente también aprovechó la ocasión para amenazar con mantener un arancel del 50% a productos de la Unión Europea si no se alcanza un nuevo acuerdo comercial. Su postura refuerza el mensaje de «regresar los empleos a casa», una de las banderas de su campaña electoral.
La postura de Trump vuelve a poner en el centro del debate el futuro de la manufactura tecnológica global y las tensiones entre nacionalismo económico y cadenas de suministro internacionales, en un contexto de creciente rivalidad geopolítica.