En una decisión que marca un viraje significativo en su estrategia arancelaria, el gobierno del presidente Donald Trump anunció la exención de aranceles a dispositivos electrónicos clave como teléfonos celulares, computadoras portátiles, discos duros, monitores de pantalla plana y chips, incluso aquellos provenientes de China, el principal objetivo de su guerra comercial.
El anuncio, hecho por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, excluye a estos productos de los aranceles del 145% aplicables a importaciones chinas y de la tarifa general del 10% para otras naciones. La medida beneficia directamente a gigantes tecnológicos como Apple, Samsung y Nvidia, y podría generar un impulso inmediato en los mercados bursátiles al inicio de la semana.
La decisión representa una reconexión con la realidad de la cadena de suministro global, en especial en el caso de Apple, cuyo producto estrella, el iPhone, sigue siendo ensamblado casi exclusivamente en China. Fabricarlo en Estados Unidos requeriría años de infraestructura y costos que podrían triplicar su precio, algo que la empresa ha evitado históricamente.
Aunque Trump ha promovido el regreso de la manufactura tecnológica al país, la Casa Blanca parece reconocer que ciertos segmentos aún no son viables para una relocalización inmediata. “Es el tipo de trato amistoso que la industria estaba esperando”, comentó Dan Ives, analista de Wedbush, quien aseguró que esto elimina “una gran nube negra que se cernía sobre el sector tecnológico”.
La presión sobre las grandes tecnológicas se reflejó en las recientes semanas: tras el anuncio de aranceles generalizados el 2 de abril, el valor conjunto de los ‘Siete Magníficos’ (Apple, Microsoft, Nvidia, Amazon, Tesla, Alphabet y Meta) cayó en 2.1 billones de dólares. Sin embargo, la suspensión parcial fuera de China redujo esa pérdida a 644 mil millones, y ahora se anticipa un repunte con la exención a electrónicos.
La medida también alivia las preocupaciones de millones de consumidores estadounidenses, que temían fuertes alzas en los precios de celulares, laptops y otros dispositivos esenciales para el trabajo, la educación y la vida diaria.
Aun así, la Casa Blanca reafirmó su objetivo de trasladar la manufactura tecnológica al país. La secretaria de prensa, Karoline Leavitt, reiteró que el presidente Trump “ha dejado claro que Estados Unidos no puede depender de China” para producir tecnologías críticas. Citó compromisos de inversión de Apple, TSMC y Nvidia, que ya avanzan en la construcción de fábricas en territorio estadounidense.
En febrero, Apple fue reconocida públicamente por Trump al comprometerse a invertir 500 mil millones de dólares y crear 20 mil empleos en EE. UU. en los próximos cuatro años, promesa que refuerza la narrativa del mandatario sobre reindustrialización tecnológica.