El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, se prepara para iniciar su mandato el 20 de enero de 2025 con una serie de órdenes ejecutivas que prometen transformar drásticamente las políticas migratorias del país. Su primer día en la Oficina Oval estará marcado por la declaración de una «emergencia nacional» con el objetivo de frenar lo que él denomina una «invasión de migrantes indocumentados» y dar paso a la mayor operación de deportación masiva en la historia del país.
El ambicioso plan incluye la remoción de aproximadamente 13 millones de migrantes indocumentados, empezando con 1.3 millones de solicitantes de asilo cuya petición ha sido rechazada. La operación, inspirada en la «Operación Espaldas Mojadas» de 1954, utilizará recursos del Departamento de Defensa y la Guardia Nacional, además de la colaboración de diversas agencias gubernamentales.
Estudios calculan que cada millón de deportaciones costará $19.6 mil millones de dólares, lo que eleva el costo total del plan a $350 mil millones. Esto equivale al doble del presupuesto anual de los Institutos Nacionales de Salud y tres veces el gasto federal en nutrición infantil.
Además, la economía enfrentará la pérdida de $46.8 mil millones en impuestos federales anuales que los migrantes indocumentados pagan, así como $23.3 mil millones en impuestos estatales y locales. La industria, particularmente en los sectores agrícola, construcción y hospitalidad, sufrirá la escasez de mano de obra, aumentando los costos y provocando quiebras de empresas.
El Foro Nacional de Inmigración estima que la deportación masiva separará a 4 millones de personas de sus familias, afectando a más de 5 millones de niños ciudadanos estadounidenses. Estas familias enfrentarán una mayor pobreza y dificultades económicas, agravando la crisis humanitaria.
La implementación de tarifas arancelarias de hasta 75% a importaciones de México, Canadá y China, junto con el posible cierre de fronteras, podría desatar una guerra comercial. Esto amenazaría el comercio transfronterizo y pondría en riesgo miles de empleos en ambos lados de la frontera.
Pese a las múltiples advertencias de expertos económicos y académicos, Trump sigue adelante con un plan que podría provocar una recesión económica, agravar las tensiones sociales y generar una crisis migratoria de proporciones históricas.
El inicio de este mandato plantea una profunda transformación en las políticas migratorias de Estados Unidos, con implicaciones que van más allá de sus fronteras, impactando la economía global, el tejido social y las relaciones internacionales.