El Vaticano determinó, por segunda vez en ocho años, que las mujeres no deben ser ordenadas como diaconisas, según el informe presentado este jueves por la comisión de estudio encabezada por el cardenal Giuseppe Petrocchi. La conclusión supone otro revés para las católicas que esperan acceder a funciones ministeriales como presidir bodas, bautismos y funerales.
En una medida inusual, el Vaticano publicó una síntesis del informe, incluidos los votos de los miembros sobre puntos teológicos específicos. Aunque el documento reconoce que podría haber investigaciones futuras, descarta avanzar hacia la ordenación femenina al diaconado —considerado un grado del sacramento del orden sacerdotal— y propone, en cambio, crear nuevos ministerios laicos para mujeres.
El debate sobre las diaconisas se ha extendido por décadas. Los diáconos son ministros ordenados que pueden predicar y presidir sacramentos como bodas y funerales, pero no celebrar misa. En la Iglesia Católica, el diaconado es obligatorio para los seminaristas en camino al sacerdocio, aunque también existe la figura del diácono permanente, accesible solo para hombres, incluidos los casados. Historiadores sostienen, sin embargo, que en los primeros siglos del cristianismo existieron mujeres diáconos.
El papa Francisco abrió el tema en 2016 al crear una primera comisión de estudio tras una petición de la Unión Internacional de Superioras Generales. Ante la falta de consenso, en 2020 ordenó una segunda comisión, cuyos resultados fueron divulgados ahora. Petrocchi señaló que existen dos corrientes teológicas irreconciliables: una que permitiría el diaconado femenino y otra que lo rechaza.
El informe argumenta que el estado actual de la investigación “descarta la posibilidad” de admitir mujeres al diaconado, aunque evita formular un “juicio definitivo”. Aun así, con la publicación aprobada por el papa León XIV, diversos analistas interpretan que el tema podría haber quedado prácticamente cerrado para este pontificado.
La decisión llega en un contexto en el que las mujeres sostienen buena parte de las labores pastorales, educativas y de salud en la Iglesia, pero continúan reclamando un rol menos subordinado. Los defensores de la ordenación femenina señalan que incluir a mujeres como diaconisas ampliaría su participación en la vida eclesial y ayudaría a enfrentar la escasez de sacerdotes en regiones como América Latina o África.
Los opositores sostienen que permitir diaconisas abriría una “pendiente resbaladiza” hacia la ordenación sacerdotal, reservada solo para hombres bajo el argumento de que Jesús eligió exclusivamente varones como apóstoles.
El tema se ha discutido en sínodos recientes, incluido el amazónico en 2019 y el proceso sinodal global de 2024. Sin embargo, Petrocchi destacó que solo 22 propuestas formales sobre el asunto fueron recibidas, afirmando que ello “difícilmente representa a la Iglesia universal”.
La teóloga Phyllis Zagano, integrante de la primera comisión de 2016, criticó el documento al considerar que presenta el tema “de manera negativa” y que no aporta argumentos teológicos nuevos. “No pueden decir ‘no’, simplemente no quieren decir ‘sí’”, señaló.