22 de July de 2025 New York

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Xin Xin, la última panda mexicana, entra en la etapa final de su vida

La panda gigante Xin Xin, símbolo entrañable del Zoológico de Chapultepec y última representante de una estirpe única en el mundo, se encuentra en la etapa final de su vida, confirmó este lunes la titular de la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema) de la Ciudad de México, Julia Álvarez Icaza.

“Nuestra querida Xin Xin está cerrando un ciclo de vida normal”, expresó la funcionaria en conferencia de prensa, donde se informó que actualmente recibe cuidados paliativos de alto nivel por parte de un equipo especializado de cuidadores, veterinarios y nutriólogos que vigilan de cerca su estado de salud.

Nacida el 1 de julio de 1990, Xin Xin celebró recientemente su cumpleaños número 35 con un pastel especial de manzana y avena, un evento que, según autoridades, marcó un homenaje a su extraordinaria longevidad. La edad promedio de los pandas gigantes en cautiverio es de 20 a 25 años, por lo que su caso ha sido motivo de asombro dentro de la comunidad científica internacional.

“Ha sido estudiada por todos los científicos panderos. Han venido de China a estudiar, casi quieren extraer parte de su ADN”, bromeó Álvarez Icaza al destacar la atención que ha generado la salud y genética de Xin Xin.

Fin de una era panda en México

La vida de Xin Xin no solo representa un hito biológico, sino también diplomático. Su historia se remonta al programa de conservación de pandas gigantes que comenzó en 1975, cuando China obsequió a México a Pe Pe y Ying Ying como símbolo de amistad. De esa pareja nació Tohui —madre de Xin Xin—, cuya popularidad marcó una generación.

A diferencia de todos los pandas que hoy residen en zoológicos del mundo, bajo arrendamiento por parte del gobierno chino, Xin Xin pertenece legalmente al gobierno mexicano. Es la última descendiente de un linaje completamente nacional, un fenómeno que ya no puede repetirse bajo las actuales reglas de diplomacia animal establecidas por China.

“Ya no puede haber un fenómeno como el de Xin Xin”, explicó la secretaria, refiriéndose a que, actualmente, cualquier institución interesada en albergar pandas debe pagar un millón de dólares anuales y firmar un acuerdo mínimo de diez años con China. Además, toda cría nacida fuera de ese país sigue siendo considerada propiedad del Estado chino.

Un legado imborrable

La partida de Xin Xin será el cierre definitivo de un capítulo excepcional en la historia de la conservación animal en México. Su nombre, que en mandarín significa “esperanza”, ha sido durante décadas un recordatorio del vínculo entre naciones y del esfuerzo conjunto por preservar una especie emblemática.

Sedema anunció que el Zoológico de Chapultepec ya se prepara para rendirle homenaje y preservar su legado. Cuando llegue el momento, Xin Xin no solo dejará un vacío en su recinto, sino también en la memoria colectiva de millones de mexicanos que crecieron con su historia.

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