Redacción
México.- El presidente, Andrés Manuel López Obrador, no se quedó callado ante las declaraciones del Gobierno texano y lanzó fuertes críticas, calificando a las autoridades de Texas como «malos gobernantes y malos cristianos». Las declaraciones se enmarcan en el intercambio de acusaciones después de la muerte de dos migrantes en el río Bravo, donde Texas instaló un cerco de boyas y alambre de púas.
En su rueda de prensa diaria, López Obrador expresó su descontento con el portavoz del gobernador de Texas, Andrew Mahaleris, quien acusó al presidente de México de una «política de puertas abiertas» hacia los migrantes. El mandatario mexicano no dudó en responder, dejando claro que no tolerará las medidas inhumanas implementadas por las autoridades texanas.
La indignación ha crecido en ambos lados de la frontera tras la muerte de dos migrantes en la ciudad fronteriza de Piedras Negras, México, cerca de la urbe estadounidense de Eagle Pass, Texas. Aunque se ha identificado a uno de los fallecidos como un migrante hondureño, la identidad del otro y los detalles del incidente aún están bajo investigación.
El Gobierno mexicano ha presentado quejas diplomáticas a Estados Unidos por considerar que Texas ha violado tratados bilaterales de aguas y derechos humanos con las obstrucciones colocadas en el río Bravo para detener a los migrantes. La Secretaría de Relaciones Exteriores ha denunciado que las obstrucciones se encuentran en un tramo de 305 metros, de los cuales 230 metros corresponden a territorio mexicano.
Esta tensa situación ha generado preocupación y descontento en la región, y la comunidad internacional ha puesto los ojos en el conflicto. Las posturas enfrentadas entre ambos gobiernos han generado un debate sobre la situación humanitaria en la frontera y la necesidad de encontrar soluciones efectivas y respetuosas para abordar la migración.