La temporada de huracanes en el Atlántico para 2025 se prevé «superior» a la media, con la posible formación de 17 tormentas con nombre, de las cuales 9 podrían convertirse en huracanes y al menos 4 alcanzarían la categoría 3 o más. Así lo indica un informe del Departamento de Ciencias Atmosféricas de la Universidad Estatal de Colorado (CSU).
El pronóstico de CSU, basado en datos recopilados hasta marzo, señala que la actividad ciclónica de este año superará el promedio histórico de 14.4 tormentas registrado entre 1991 y 2020.
Mayor probabilidad de impacto en EE.UU. y el Caribe
«Prevemos una probabilidad superior a la media de que huracanes importantes toquen tierra en la costa continental de Estados Unidos y en el Caribe», advierte el informe de CSU. Sin embargo, los expertos aclaran que, aunque la temporada será activa, no se espera que alcance los niveles extremos de 2024.
La temperatura superficial del mar en el Atlántico oriental y central se mantiene por encima de lo normal, pero no tan elevada como el año pasado en estas mismas fechas, lo que influye en la formación y potencia de los ciclones.
Incertidumbre y llamado a la prevención
Phil Klotzbach, investigador líder del Departamento de Ciencias Atmosféricas de CSU, subrayó que aún es pronto para evaluar el impacto real de la temporada: «La incertidumbre es bastante grande. Todavía faltan cuatro meses para que la situación se intensifique», declaró al periódico Miami Herald.
Ante este panorama, los expertos de CSU insisten en la importancia de la prevención y preparación en zonas costeras. «Solo hace falta una tormenta cerca de usted para que esta sea una temporada activa», recalca el informe.
El impacto de la temporada 2024
El año pasado, la temporada de huracanes terminó con 18 tormentas con nombre, de las cuales 11 se convirtieron en huracanes y 5 alcanzaron categorías mayores. Entre ellos, el huracán Helene destacó como uno de los eventos climáticos más devastadores, con más de 150 muertes directas y miles de millones de dólares en daños en seis estados del sureste de Estados Unidos.
Con estas proyecciones, la temporada 2025 se perfila como otro año desafiante para las regiones vulnerables del Atlántico y el Caribe, lo que refuerza la urgencia de medidas preventivas y planes de contingencia.