Después de más de un siglo sin registros científicos confirmados, el conejo de Omiltemi (Sylvilagus insonus) ha sido redescubierto en los bosques de la Sierra Madre del Sur, en Guerrero. La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales del estado (Semaren) confirmó el hallazgo gracias a imágenes captadas por cámaras trampa instaladas en la región de Omiltemi, como parte del trabajo de campo liderado por el Dr. Fernando Ruiz.
Este redescubrimiento representa un hito científico y ecológico, ya que desde 1909 no existían avistamientos verificables de esta especie endémica, y muchos expertos la daban por extinta.
El conejo de Omiltemi es uno de los mamíferos más raros y menos documentados de la fauna mexicana. Su distribución está restringida a una franja montañosa de menos de 500 kilómetros cuadrados en el estado de Guerrero, específicamente en bosques mesófilos y mixtos de pino-encino en las inmediaciones de Omiltemi, municipio de Chilpancingo de los Bravo.
Una especie esquiva y vulnerable
El S. insonus habita zonas densas y húmedas, refugiándose en madrigueras bajo rocas o vegetación espesa. Es nocturno, solitario y extremadamente dependiente de ecosistemas bien conservados; no se ha encontrado en áreas alteradas por la actividad humana, como campos agrícolas o zonas urbanizadas.
Descripto por primera vez en 1904, el conejo de Omiltemi presenta un pelaje rojizo con negro en el dorso, vientre blanco con una mancha marrón en la garganta, y patas posteriores con tonos blancos distintivos. Su apariencia lo diferencia claramente de otras especies de la región, como el Sylvilagus cunicularius.
A pesar de su peculiaridad, se cuenta con muy poca información sobre su biología y comportamiento. Solo tres ejemplares completos han sido estudiados formalmente. Se presume que su temporada reproductiva va de marzo a agosto y que sus crías son altriciales, es decir, nacen en estado indefenso y requieren cuidados maternos prolongados.
Nuevo punto de partida para la conservación
Durante décadas, numerosos intentos de localización fracasaron, incluso en censos específicos realizados en los años noventa. Por ello, el hallazgo actual constituye un punto de inflexión: abre una ventana para nuevos estudios científicos, así como para desarrollar estrategias urgentes de conservación.
“Este redescubrimiento no solo confirma que Sylvilagus insonus sigue existiendo, sino que también nos recuerda la urgencia de proteger los pocos hábitats vírgenes que quedan en el país”, expresó un vocero de Semaren.
Especialistas advierten que gran parte del hábitat potencial del conejo ha sido alterado o destruido por actividades humanas, por lo que el desafío ahora será garantizar su protección y evitar una segunda —y definitiva— desaparición.