Mazatlán enfrenta una severa caída en su actividad turística debido al repunte de la inseguridad en Sinaloa, alertó la Cámara de Comercio, Servicios y Turismo (Canaco-Servytur) de la ciudad, al tiempo que hizo un llamado urgente a los tres niveles de gobierno y al sector privado para frenar el desplome de visitantes y proteger los empleos locales.
La presidenta del organismo, Francis Cázares Oliveros, afirmó que sus agremiados están haciendo esfuerzos extraordinarios para contrarrestar los efectos de la violencia que, desde septiembre pasado, ha alcanzado niveles no vistos por la intensificación de la disputa entre grupos del crimen organizado.
Esta situación ha dañado gravemente la imagen de Sinaloa, afectando de manera particular a Mazatlán, el principal destino turístico del estado. Prueba de ello es la ocupación hotelera en el centro de playa, que en marzo de 2025 fue de apenas 44.9%, una caída de 17 puntos porcentuales respecto al mismo mes del año anterior, según cifras de la Secretaría de Turismo.
Ante la falta de respuesta efectiva por parte de las autoridades, empresarios locales han optado por invertir de manera directa en eventos y campañas de promoción, con el objetivo de incentivar la llegada de visitantes y sostener la economía local, de la cual el 80% depende del turismo, principalmente del turismo nacional.
Cázares Oliveros llamó a la iniciativa privada a seguir el ejemplo de Quintana Roo, donde los empresarios se organizaron tras la desaparición del Consejo de Promoción Turística de México (CPTM) en 2019. “Cuando hay un hecho que no nos conviene, ellos le invierten a generar noticias positivas, pero ese dinero no sale del impuesto al hospedaje del 3% que maneja el gobierno, sino de la aportación privada”, señaló.
La dirigente empresarial reconoció que las cadenas hoteleras han reducido tarifas hasta en un 40% para atraer viajeros. “Nos estamos inspeccionando todos los días para ver quién le bajó (los precios), para poderle bajar también. Si no le bajamos, no podemos vender. Ya no tenemos el turismo de antes”, lamentó.
En un contexto donde incluso el gobierno federal ha dejado de publicar cifras de ocupación hotelera en Culiacán debido a la percepción de inseguridad, el caso de Mazatlán se convierte en un llamado de alerta sobre las consecuencias de la violencia para uno de los motores económicos más importantes del país: el turismo.