El reciente ataque a las instalaciones nucleares iraníes de Fordow, Natanz e Isfahán, ocurrido el sábado 21 de junio, ha sido interpretado por la comunidad científica internacional como una confirmación alarmante de las advertencias emitidas a principios de este año sobre el riesgo de una catástrofe global. El hecho se suma a los factores que llevaron al Reloj del Fin del Mundo —también conocido como el Reloj del Apocalipsis— a marcar en enero 89 segundos antes de la medianoche, el punto simbólico que representa la destrucción total de la humanidad.
Jans Fromow Guerra, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), recordó que este reloj fue creado por científicos del Proyecto Manhattan, incluidos Albert Einstein y J. Robert Oppenheimer, como una representación simbólica de cuán cerca está la humanidad de autodestruirse por sus propias decisiones.
“Cuando el reloj marque la medianoche, estaremos hablando de un evento de destrucción masiva que podría acabar incluso con la vida humana en el planeta”, explicó Fromow.
Los factores que han acelerado el avance del reloj en 2025 son múltiples y profundamente interconectados:
- El conflicto entre Rusia y Ucrania, que “podría volverse nuclear en cualquier momento debido a una decisión apresurada o error de cálculo”.
- La escalada de tensiones en Medio Oriente.
- La modernización de arsenales nucleares por parte de varias potencias.
- El agravamiento de la crisis climática.
- Y la aparición de tecnologías emergentes como la inteligencia artificial, catalogada ya como un riesgo global por su posible uso irresponsable.
Según el Boletín de Científicos Atómicos de la Universidad de Chicago, encargado de ajustar el reloj cada año, estos factores no actúan de manera aislada, sino que se potencian mutuamente, generando un escenario de vulnerabilidad sin precedentes.
La UNAM destacó que, más allá del simbolismo, el Reloj del Fin del Mundo también refleja impactos psicológicos y sociales reales. Estudios recientes muestran que el avance del reloj se correlaciona con el aumento de suicidios, muertes por enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el abuso de sustancias. “La percepción de un riesgo existencial influye directamente en el bienestar individual y colectivo”, advirtió Fromow.
En respuesta a este panorama, la universidad anunció la creación del Programa Universitario de Cultura de Paz y Erradicación de las Violencias, una iniciativa académica orientada a promover la paz, combatir los discursos de odio y atender las raíces profundas de los conflictos sociales y armados.
“Hablar de catastrofismo no es exagerado, sino reflejo de una conciencia urgente. Vivimos una época de convergencia de amenazas globales que requieren acciones colectivas e inmediatas”, concluyó el investigador de la UNAM.
La humanidad, como advierten los científicos, nunca ha estado tan cerca de la medianoche.