La creciente crisis migratoria en Estados Unidos no solo afecta a las personas, sino también a sus fieles compañeros de cuatro patas. Refugios de animales en Florida y otros estados enfrentan una situación crítica ante el número creciente de mascotas que quedan desamparadas tras la deportación de sus dueños.
Adopt and Save a Life Rescue Mission, un refugio en el oeste de Miami, es uno de los tantos que ahora clama por ayuda. Con más de 50 perros y 30 gatos, además de otras mascotas en camino, el refugio está al borde de su capacidad.
Daymi Blain, directora de la organización, relata el cambio drástico que han vivido en los últimos seis meses: «Las llamadas son cada vez más frecuentes. Familias detenidas y deportadas dejan atrás a sus mascotas sin saber qué será de ellas». Esta situación se replica en otros estados como Texas y California, donde refugios como C.A.R.E. Paws en Los Ángeles se preparan para lanzar un programa que reciba a las mascotas de migrantes en situaciones de deportación.
La urgencia de esta crisis se refleja en historias desgarradoras, como la de un joven chileno arrestado mientras paseaba a su perro. La incertidumbre de su destino se extiende también a su mascota, dejada atrás sin más opción que esperar la ayuda de organizaciones sobrecargadas.
En medio de esta tormenta, los refugios piden desesperadamente la colaboración de la comunidad. «Necesitamos recursos, voluntarios, cualquier tipo de ayuda», implora Blain. La situación ha superado la capacidad de estos refugios, que ahora deben reacondicionar espacios y enfrentar gastos crecientes.
El llamado es claro: si no puedes adoptar, dona. Cada pequeña contribución puede marcar la diferencia para cientos de animales que esperan un hogar temporal o una segunda oportunidad. La solidaridad se convierte en el faro de esperanza para estas mascotas que, en medio de la incertidumbre, solo buscan amor y cuidado.