La Universidad de Harvard obtuvo este viernes una victoria judicial clave frente a la Administración Trump, luego de que un tribunal federal de Massachusetts suspendiera la orden presidencial que prohibía a la institución académica matricular estudiantes extranjeros para el ciclo 2025-2026.
La medida, anunciada el jueves por el expresidente Donald Trump, desató una ola de críticas al considerar que se trataba de una represalia contra Harvard, a la que el exmandatario ha acusado de ser «un caldo de cultivo de antisemitismo y conductas proterroristas» por supuestos posicionamientos a favor de la causa palestina en el contexto de la guerra en Gaza.
Ante la orden, la universidad presentó una demanda de emergencia contra varios altos funcionarios del gobierno de Trump, incluyendo a la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem; el director en funciones de ICE, Todd Lyons; la fiscal general Pam Bondi; y el secretario de Estado y asesor de Seguridad Nacional en funciones, Marco Rubio.
En la demanda, Harvard alegó que la decisión violaba la Primera Enmienda y el derecho al debido proceso legal, al tiempo que advertía sobre los efectos devastadores que tendría sobre miles de estudiantes internacionales y sobre el ecosistema académico nacional. La universidad debía entregar en menos de 72 horas una extensa documentación para evitar perder la certificación que le permite recibir alumnos del extranjero.
Horas después de la presentación del recurso, la magistrada Allison Burroughs falló a favor de la institución educativa y suspendió la aplicación inmediata de la medida. Burroughs, quien ya analiza otro caso entre Harvard y la Casa Blanca relacionado con la congelación de fondos federales por 2,500 millones de euros, argumentó que la orden presidencial carecía de sustento legal suficiente para una acción de tal magnitud.
“El futuro de miles de estudiantes estaba en juego”, denunció Alan Garber, presidente de Harvard, quien calificó la medida como “ilegal e injustificada”. En un comunicado, Garber aseguró que la universidad continuará abierta al mundo y respaldará a todos los alumnos afectados por esta “agresión política”.
La decisión judicial representa un revés significativo para la ofensiva de Trump contra instituciones académicas que, según él, promueven ideologías contrarias a los intereses de Estados Unidos. La batalla legal, sin embargo, podría escalar si la Casa Blanca decide apelar el fallo.
Mientras tanto, Harvard ha reiterado su compromiso con la defensa de los valores constitucionales y la diversidad académica, posicionándose como uno de los principales opositores a las políticas migratorias restrictivas impulsadas desde Washington.